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Por Lola.
Hace dos días volví de Madrid, del campamento Action x Change 2015. Ahora mismo mi cabeza es un barullo de ideas, recuerdos e interrogantes. Action x Change me ha hecho abrir los ojos, cuestionarme mis propias opiniones, darme cuenta de que nada es tan sencillo como pensaba.
Durante quince días he vivido en una pequeña utopía impregnada de valores como el respeto, la tolerancia y la empatía. Solíamos pensar que estábamos en una especie de burbuja, aislados del mundo real, pero ahora me doy cuenta de que nunca en mi vida había estado tan cerca de la realidad, de la verdad.
Problemas como la guerra y la discriminación, que en casa parecen tan ajenos y distantes, eran tratados allí como temas nítidos y cercanos. Ya no eran un titular en un periódico o dos minutos en el telediario, era el sufrimiento real de personas como tu y como yo de las cuales, a pesar de la distancia física, somos todos responsables. Es duro salir de la comodísima ignorancia y aceptar todos los terrores que se producen día a día en el mundo, pero es esto lo que nos hace fuertes y capaces, una herramienta con la que podemos contribuir en su solución.
Y esto es, en parte, Action x Change, un movimiento de ideas que te hace rebuscar entre los rincones más remotos de tu mente para encontrar tu propia voz. Pero esto no es lo único que me llevo.
Otra de las maravillas de esta experiencia ha sido conocer a gente increíble, auténtica, a la que quiero muchísimo y a la que siempre echaré de menos. Mi segunda familia, repartida por todo el mundo. Gracias por aportarme tanto, por todas las risas y las lágrimas, gracias por haberme hecho sentir en casa. ¡Nunca os olvidaré!
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